mayo 15, 2024
El contenido corporativo es uno de los pilares fundamentales de la comunicación de cualquier empresa. Se trata de esos textos que representan la voz de la marca: lo que dice, cómo lo dice y a quién se dirige. Aunque a veces pasa desapercibido, es el tipo de contenido que más influye en la percepción que los demás tienen de tu negocio.
Desde la página “Quiénes somos” hasta una presentación comercial, el contenido corporativo transmite valores, posicionamiento, confianza y profesionalidad. Por eso, no basta con que esté bien escrito: tiene que estar estratégicamente diseñado para conectar.
En este artículo vamos a ver qué incluye el contenido corporativo, qué papel juega en tu imagen de marca y cómo puedes crearlo (o mejorarlo) para que realmente funcione.
El contenido corporativo abarca todos los textos y mensajes que comunican la identidad de una empresa. No está pensado solo para vender, sino para presentar la marca, transmitir sus valores y establecer una relación de confianza con clientes, proveedores, socios o inversores.
Algunos ejemplos habituales son:
Página “Sobre nosotros” o “Quiénes somos”
Mensajes del CEO o equipo directivo
Presentaciones institucionales
Dossiers y materiales comerciales
Descripciones de misión, visión y valores
Comunicados oficiales o notas de prensa
Correos corporativos y respuestas automatizadas
Manuales de marca o estilo de comunicación
Muchas empresas invierten en redes sociales, anuncios o campañas de email marketing, pero descuidan lo más básico: lo que dice su web sobre ellas.
El contenido corporativo bien trabajado cumple varias funciones esenciales:
Da una primera impresión sólida y profesional
Comunica claramente a qué te dedicas y por qué haces lo que haces
Refuerza la coherencia en todos los canales de comunicación
Ayuda a diferenciar tu marca de otras similares
Conecta emocionalmente con clientes potenciales
Refleja valores que pueden ser clave para cerrar una venta o colaboración
Si tu contenido corporativo es genérico, confuso o frío, estás perdiendo oportunidades de generar confianza antes siquiera de empezar a hablar con el cliente.
Más allá de estar bien redactado, el contenido corporativo debe cumplir algunos principios clave:
Claridad: el lector debe entender fácilmente quién eres, qué haces y cómo puedes ayudarle.
Coherencia: todos los textos deben tener un mismo estilo, tono y enfoque, independientemente del canal o formato.
Humanidad: las empresas están formadas por personas, y eso debe notarse. Un tono demasiado impersonal puede alejar.
Enfoque en el lector: no se trata solo de hablar de ti, sino de conectar con las necesidades y motivaciones de tu público.
Adaptación al contexto: el lenguaje y la profundidad del contenido deben cambiar si es para un dossier, una web o una reunión.
Alineación con la identidad de marca: lo que dices y cómo lo dices debe reflejar tus valores, propósito y estilo de comunicación.
Cada formato tiene su propio enfoque. Aquí te muestro cómo puede variar el contenido corporativo dependiendo del canal en el que se publique:
Web corporativa
Es el escaparate digital de la empresa. Aquí el contenido debe ser claro, directo, profesional y alineado con la experiencia del usuario. Incluye páginas como: Inicio, Quiénes somos, Servicios, Historia, Valores, Equipo, etc.
Presentaciones y catálogos
Textos pensados para reforzar argumentos de venta o explicar qué hace la empresa. Deben ser más persuasivos, con llamadas a la acción claras y foco en beneficios.
Documentos internos
Comunicaciones entre empleados o con colaboradores. Aquí se prioriza la claridad y el tono debe ser alineado con la cultura interna.
Comunicaciones externas
Notas de prensa, correos de atención al cliente, comunicados oficiales o respuestas en redes sociales. Requieren un equilibrio entre profesionalidad, cercanía y consistencia.
Redes sociales (institucionales)
Aunque suelen ser más dinámicas, deben mantener la coherencia con el tono general de la marca. En este caso, el contenido corporativo se adapta a formatos más breves e informales.
1. Define tu identidad verbal
Antes de escribir, debes tener claro el tono, el estilo y las palabras que mejor representan a tu marca. ¿Hablas de tú o de usted? ¿Eres formal, cercano, técnico, desenfadado?
2. Piensa en tu audiencia
¿A quién te estás dirigiendo? ¿Qué necesita saber? ¿Qué le preocupa? El contenido corporativo no debe ser una autobiografía, sino una carta de presentación pensada para quien la va a leer.
3. Haz un guion de temas y estructura
No empieces a escribir sin rumbo. Planifica qué secciones vas a tener, qué información incluirá cada una y cómo se conectan entre sí.
4. Redacta con intención
Cada frase debe cumplir una función. Evita los tópicos vacíos (“somos una empresa líder”, “ofrecemos soluciones innovadoras”) y aporta datos reales, ejemplos, contexto y personalidad.
5. Revisa con perspectiva externa
Lo que tú crees que se entiende puede no estar tan claro para quien no conoce tu empresa. Pide feedback o contrasta con alguien ajeno.
6. Ajusta para cada canal
No copies y pegues los mismos textos en todos los formatos. Adáptalos según el espacio, el público y el objetivo.
7. Actualiza cuando sea necesario
Tu empresa evoluciona, y tu contenido también debería hacerlo. Si cambias de enfoque, equipo o servicios, actualiza los textos para que sigan reflejando tu realidad actual.
Usar lenguaje demasiado técnico o burocrático
Redactar con fórmulas genéricas que no dicen nada nuevo
No tener un tono definido ni coherente
Enfocarse solo en la empresa y no en el cliente
Mezclar estilos entre distintas secciones o autores
No revisar ortografía, redacción ni formato
Dejarlo desactualizado durante años
Notion, Trello o Google Docs para organizar ideas y versiones
LanguageTool o Hemingway Editor para mejorar redacción y estilo
Canva o PowerPoint para diseñar presentaciones con buen contenido
ChatGPT u otros asistentes IA para plantear borradores (¡aunque siempre debe revisar una persona!)
Guías de estilo de marca internas para mantener coherencia
El contenido corporativo no es solo un formalismo. Es una herramienta estratégica para contar quién eres, cómo trabajas y por qué confiar en ti. Por eso merece tiempo, cuidado y una mirada profesional que sepa traducir tu esencia en palabras claras y eficaces.
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