septiembre 23, 2024
Tienes una web. Has invertido tiempo, dinero y energía en su diseño. Le has añadido un logo profesional, has comprado un dominio bonito y has abierto perfiles en redes sociales. Incluso quizás has lanzado alguna campaña de publicidad online. Sin embargo, las visitas no se traducen en ventas, ni en contactos, ni en formularios rellenados. Nada. Silencio.
Y lo peor es que no entiendes por qué. ¿Qué falla?
La respuesta, en muchos casos, está en lo que parece más sencillo: el contenido textual. Las palabras. Los mensajes. Lo que dices, cómo lo dices y en qué orden lo presentas.
Una web no vende solo por existir. Vende cuando conecta, persuade y guía. Y eso, casi siempre, lo hacen los textos. Vamos a verlo en detalle.
Muchos empresarios subestiman el poder de un buen texto web. Piensan que escribir es fácil, que con que no haya faltas de ortografía basta. Pero redactar para vender online es una disciplina en sí misma. No se trata de llenar espacio con palabras: se trata de transmitir valor y generar acción.
En una tienda física, tienes la oportunidad de explicar a tus clientes lo que ofreces. Puedes leer su expresión, responder preguntas, adaptarte a su lenguaje. En internet, solo tienes unos segundos y una pantalla. Tus textos son tu única oportunidad de convencer.
Por eso, cada palabra cuenta. Cada frase debe tener un propósito. Y todo el conjunto debe trabajar a favor de un único objetivo: que el lector entienda tu propuesta y quiera actuar.
La mayoría de las webs que no funcionan tienen en común una serie de fallos que, aunque frecuentes, son totalmente evitables. A continuación, desglosamos los más habituales:
Frases como «Bienvenido a nuestra web» o «Soluciones integrales para su negocio» no dicen nada concreto. El visitante no entiende qué haces, ni a quién te diriges. Un buen título debe captar la atención y responder rápidamente a tres preguntas:
¿Qué haces?
¿Para quién?
¿Qué beneficio obtendrá el cliente?
En internet nadie quiere leer un bloque de texto interminable. La gente escanea. Si tus textos no tienen estructura visual clara (subtítulos, listas, negritas, espacios), el lector se perderá antes de encontrar lo que busca.
¿Tu página parece escrita por un robot? ¿Usa términos complejos sin necesidad? ¿Suena lejana o distante? Si el lector no siente cercanía ni entiende lo que lee, cerrará la página. El contenido debe hablar el idioma del usuario, no del redactor.
Muchos textos informan, pero no guían. Un buen contenido debe decirle al lector qué hacer: «Reserva ahora», «Pide presupuesto», «Descarga la guía», «Escríbenos por WhatsApp». Si no lo haces, el usuario dudará… y se irá.
Cuando se habla de contenidos web, es habitual oír dos conceptos: redacción SEO y copywriting. Aunque se complementan, no son lo mismo.
Consiste en escribir contenidos que ayuden a posicionar en buscadores. Se basa en:
Selección e integración natural de palabras clave.
Estructura optimizada (títulos, subtítulos, enlaces internos).
Contenido útil y bien redactado.
Su objetivo es atraer tráfico desde Google.
Es la técnica de escribir para persuadir y vender. Se enfoca en:
Conectar emocionalmente con el lector.
Identificar objeciones y rebatirlas.
Construir una narrativa que conduzca a la acción.
Su objetivo es convertir visitas en clientes.
Ambas técnicas son necesarias. Una web sin SEO no se encuentra. Una web sin copy no convierte.
Antes:
“Somos una empresa con amplia experiencia en reformas integrales. Ofrecemos soluciones completas para viviendas y locales.”
Después:
“¿Estás pensando en reformar tu casa sin complicaciones? En [Nombre Empresa] te asesoramos desde el primer plano hasta el último detalle. Nos ocupamos de todo para que tú solo disfrutes del resultado.”
Resultado: mayor tasa de permanencia y un 27% más de solicitudes de presupuesto.
Antes:
“Contamos con servicios de depilación láser, tratamientos faciales y masajes.”
Después:
“Dile adiós al vello con nuestra depilación láser indolora. Recupera la luminosidad de tu rostro y date ese masaje que tu cuerpo te está pidiendo. Cuídate como te mereces, sin complicaciones.”
Resultado: incremento del 35% en clics al botón de reserva.
Antes de escribir una sola línea, debes tener claro qué haces, a quién ayudas y qué te diferencia. Si tú no lo sabes, el cliente tampoco.
Investiga qué palabras usa, qué problemas tiene, qué busca cuando entra en tu web. No escribas para ti: escribe para quien te lee.
Usa títulos claros, subtítulos descriptivos, párrafos breves, listas, negritas y llamadas a la acción. Haz que sea fácil de leer y de entender.
El SEO importa, pero sin forzar. No repitas términos mecánicamente. Usa sinónimos, variaciones y estructura semántica. Google y tus lectores lo agradecerán.
Evita tecnicismos innecesarios. Usa un lenguaje cercano. Imagina que estás explicándole tu servicio a un amigo.
Un redactor web no solo escribe bien. Analiza, investiga, estructura y optimiza cada texto para que cumpla su función. Y esa función es informar, posicionar y convertir.
Contratar a un profesional de la redacción de contenidos web te permite:
Ahorrar tiempo.
Mejorar tu imagen de marca.
Aumentar las conversiones.
Optimizar tu SEO.
Diferenciarte de la competencia.
En Redactores Web no ofrecemos textos genéricos. Diseñamos estrategias de contenido a medida para que cada palabra sume a tus objetivos.
Te propongo un pequeño ejercicio: entra ahora en tu página principal y pregúntate lo siguiente:
¿Está claro lo que ofrezco en los primeros 5 segundos?
¿Se entiende a quién va dirigido mi servicio?
¿Hay algún motivo para confiar en mí?
¿Le digo al visitante lo que quiero que haga?
Si alguna de las respuestas es “no”, probablemente estés perdiendo oportunidades.
Tu web no vende porque no habla claro. Porque no transmite confianza. Porque no conecta.
Pero eso tiene solución.
Con buenos textos puedes:
Atraer a tu cliente ideal.
Posicionarte en buscadores.
Transmitir autoridad.
Aumentar las conversiones.
Y lo mejor es que no necesitas rehacer tu web entera. A veces, solo cambiando los textos, cambia todo lo demás.
En Redactores Web podemos ayudarte.
👉 Pide ahora tu revisión gratuita de contenido y te diremos por dónde empezar.
Porque las buenas palabras también venden. Y mucho.
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